LA COMUNIDAD...


Érase una vez una comunidad de vecinos bien avenida, donde todos solían estar a una, como en Fuenteovejuna, y donde nunca había habido un problema grave.
Eso sí, era una comunidad muy particular pues no se regía por las democráticas leyes al uso, sino por otras un tanto peculiares como más adelante os contaré.
Y un día pasó lo que antes o después tenía que pasar, y es que se presentó un grave problema que a todos atañía y, por tanto, entre todos debían buscarle una solución.
Se había producido un socavón en las escaleras entre el quinto y el sexto piso y obviamente a esa situación había que buscarle una solución inmediata y satisfactoria para todos.
Inmediatamente el presidente de la comunidad convocó una asamblea general extraordinaria, que era lo que correspondía ante una situación de esta gravedad según las peculiares leyes de esta comunidad.
Unos días después se abría la asamblea con la presencia de los cuarenta y ocho vecinos, y tras exponer la delicada situación en que se encontraba la escalera del bloque de vecinos por el socavón que recientemente se había producido, se otorgó el derecho de palabra a quien quisiera hacer uso de él, pues era un derecho inherente a todos y cada uno de los vecinos de la comunidad; aunque resultó un poco anárquico por la intervención atropellada de muchos de los vecinos, al final se estuvo de acuerdo en que era algo que afectaba a la comunidad y que había que arreglar a toda costa, por lo que se decidió que aquello había que arreglarlo y, por tanto, se pasó a la preceptiva votación.
Todos votaron a favor de arreglar aquello, menos un vecino, y por tanto, según las peculiares leyes que regían la comunidad y que ya os contaba al principio, la proposición no salió adelante.
Resulta que no se sabe por qué arte, en las leyes que regían la comunidad, había cinco vecinos que tenían un derecho muy especial, el “DERECHO DE VETO”, lo que significaba que con el único voto en contra de cualquiera de esos cinco vecinos, ninguna propuesta podría ser aprobada, aunque la votaran favorablemente el resto de los vecinos.
Y que sepamos, aquel problema se mantuvo en la comunidad durante muchos muchos años.
¿Qué os parece la ley que regía esta comunidad de vecinos?
Imagino que casi como a todos no os parecerá bien, pues el voto de un vecino nunca debe ser más que el de otro.
Pues ahora viene a donde yo quería llegar.
Y es que nuestra ONU (Organización de las Naciones Unidas) funciona con una ley semejante a la que os he expuesto, aunque no os lo creáis, pues hay cinco países en el seno de la ONU que tienen el “DERECHO DE VETO”, lo que significa que ocurre lo mismo que en la comunidad, que aunque todos los países del mundo voten a favor una propuesta, si uno sólo de estos cinco países vota en contra, la propuesta nunca será aprobada.
Y esto viene a colación de lo siguiente:
Si la Asamblea General de la ONU aprobara una resolución en el sentido de que se diera por terminada la guerra entre Ucrania y Rusia, y Rusia usara su “DERECHO DE VETO”, esa resolución jamás vería la luz.
Es de vergüenza que en una institución de esa magnitud, que pretende representar al mundo y a sus ciudadanos, en los tiempos que corren y donde a la mayoría de nuestros políticos se les llena la boca con tanta democracia, se puedan usar semejantes leyes totalmente antidemocráticas, totalmente asumibles por la dictadura más rancia que podamos tropezarnos.
A qué tendremos que esperar la inmensa mayoría de países y de ciudadanos para que alguien con un poco de sentido común pueda cambiar esa ley y convertirla en algo acorde y digno de una democracia actual.
Mientras la ONU mantenga esa ley, para mí al menos, no dejará de ser como un cementerio de elefantes, donde políticos defenestrados, amiguetes, arribistas, estómagos agradecidos, primos, cuñados… y un largo etcétera, encontrarán la manera de seguir viviendo de los demás, sin llevar a cabo un trabajo digno.
¡Que usted siga bien!

P.S.
Los cinco países con derecho de veto en la ONU son:
Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña.

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